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Confía… aunque no entiendas el camino

  • Centinela del Amanecer
  • 7 jul
  • 3 Min. de lectura
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Basado en Proverbios 3:5-8


“Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia.

Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto.

No te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal: ¡ésa es la mejor medicina

para fortalecer tu cuerpo!”

 

El libro de Proverbios nos invita a tomar una decisión que, a simple vista, parece sencilla, pero en realidad es una de las más profundas de la vida espiritual: confiar en el Señor con todo el corazón. No se trata de una confianza parcial ni condicionada, sino una entrega total que descarta la autosuficiencia. “Y no te apoyes en tu propia prudencia”, dice el texto, subrayando que nuestra inteligencia, aunque valiosa, es limitada y puede llevarnos por caminos equivocados si no está guiada por la sabiduría divina.


El versículo 6 nos promete que si lo tenemos presente en todos nuestros caminos, Él enderezará nuestras veredas. No se trata de ausencia de dificultades, sino de dirección clara y acompañamiento fiel. Esta es una constante en las Escrituras: “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas...” (Jeremías 17:7-8).


El llamado a honrar al Señor y apartarse del mal es, también, una invitación a una vida consagrada. Y este llamado viene con una promesa sorprendente: fortaleza física y bienestar interior. Porque vivir conforme a la voluntad de Dios trae paz, equilibrio, y salud en todas las dimensiones del ser.


Vivimos en una época donde se valora al que “se las arregla solo”, al que es “sabio en su propia opinión”. Pero esa autonomía, sin la guía de Dios, nos deja a la deriva cuando llega el dolor, la confusión o el fracaso. Cuántas veces intentamos resolver todo con nuestra lógica y terminamos más perdidos que antes.


Hoy más que nunca necesitamos una brújula confiable. Y esa brújula es Cristo, el Señor que nos invita a soltar el control y confiar, incluso cuando no entendemos el panorama, ni alcanzamos a vislumbrar el camino.


Tal vez hoy estés frente a una decisión difícil, o atravesando un valle de incertidumbre. El Señor te dice hoy: “Tenme presente en todo lo que hagas... y Yo te llevaré por el camino recto.”


Él ve lo que tú no ves: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” (Isaías 55:8)


Él conoce el final desde el principio. Confía.  Así lo hizo Abraham, el padre de la fe. Cuando Dios lo llamó a salir de Ur de los caldeos no sabía adónde lo llevaría… pero confió. No necesitó ver el destino, solo necesitó oír la voz de Dios y dar el primer paso: “Y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8).


Ese es el tipo de confianza que el Señor desea de nosotros: una fe que camina aunque el camino esté oculto a nuestros ojos.


El primer paso para confiar de corazón en el Señor es entregarle tu vida a Jesucristo, el único camino verdadero.  Él dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6) “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo... en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)


Hoy es un buen día para dejar de depender solo de tus fuerzas y empezar a caminar por fe, tomado de la mano del Salvador.


Entrégale tu corazón, ríndele tus planes, y confía en Él con todo tu ser que Él enderezará tus caminos.


No lo decimos nosotros... lo promete Su Palabra.

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